Como el propio título indica, el Curso está organizado de principio a fin como un recurso de enseñanza. Se compone de tres libros: el Texto, que tiene 754 páginas, el Libro de ejercicios, con 522, y el Manual para el maestro, que consta de 100. El orden que el estudiante debe seguir al usar los libros y la manera de estudiarlos depende, en cada caso, de sus necesidades y preferencias personales.
El programa de estudios que el Curso propone se planeó meticulosamente y se explica paso a paso, tanto en el orden práctico como en el teórico. El Curso pone más énfasis en la aplicación práctica que en la teoría, y más en la experiencia que en la teología. Señala específicamente que "una teología universal es imposible, mientras que una experiencia universal no sólo es posible sino necesaria" (Manual, pág. 83). El Curso aborda temas espirituales de carácter universal. Subraya que no es más que una de las muchas versiones del programa de estudios universal, y que difiere de las demás sólo en su forma. En última instancia, todas conducen a Dios.
El Texto es fundamentalmente teórico y expone los conceptos en los que se basa el sistema de pensamiento del Curso. Sus ideas contienen los cimientos de las lecciones del Libro de Ejercicios. Sin la aplicación práctica que el Libro de Ejercicios provee, el Texto quedaría reducido, en su mayor parte, a una serie de abstracciones que no tendrían la fuerza necesaria para producir el cambio de mentalidad que es la meta del Curso.
El Libro de ejercicios consta de 365 lecciones, una para cada día del año. Las instrucciones sólo recomiendan que no se intente hacer más de una lección por día. El carácter práctico del Libro de Ejercicios queda subrayado en su propia introducción, donde se da más valor a la experiencia lograda con la práctica que a cualquier compromiso previo de carácter espiritual:
"Algunas de las ideas que el Libro de Ejercios presenta te resultarán muy difíciles de creer, mientras que otras tal vez te parezcan muy sorprendentes. Nada de eso importa. Se te pide simplemente que las apliques tal como se te indique. No se te pide que las juzgues. Se te pide únicamente que las uses. Es usándolas como cobrarán sentido para ti, y lo que te demostará que son verdad.
Recuerda solamente esto: no tienes que creer en las ideas, no tienes que aceptarlas y ni siquiera tienes que recibirlas con agrado. Puede que hasta te opongas vehementemente a algunas de ellas. Nada de eso importa, ni disminuye su eficacia. Pero no hagas excepciones al aplicar las ideas expuestas en el Libro de Ejercicios. Sean cuales sean tus reacciones hacia ellas, úsalas. No se requiere nada más." (Libro de Ejercicios, pág. 2).
Finalmente, el Manual para el maestro, escrito en forma de preguntas y respuestas, contesta algunas de las preguntas que con mayor probabilidad pueden hacer los estudiantes. Incluye asimismo aclaraciones de algunos de los términos que el Curso utiliza, y los explica dentro del marco teórico del Texto. El Curso no afirma ser de por sí el final del aprendizaje, no es el propósito de las lecciones del Libro de Ejercicios llevar a término el aprendizaje del estudiante. Al final se deja al lector en manos de su propio Maestro Interno, Quien dirigirá el resto del aprendizaje a Su criterio. Si bien el alcance del Curso es muy amplio, la verdad no puede limitarse a ninguna forma finita, como se indica claramente en el párrafo con que finaliza el Libro de Ejercicios:
"Este curso es un comienzo, no un final. Ya no se asignarán más lecciones específicas, pues ya no son necesarias. En lo sucesivo, oye tan sólo la Voz que habla por Dios. Él dirigirá tus esfuerzos, diciéndote exactamente lo que debes hacer, cómo dirigir tu mente y cuándo debes venir a Él en silencio, pidiendo Su dirección infalible y Su Palabra certera." (Libro de ejercicios, pág. 521).